Una práctica de meditación


Concentración en un color

Hay una práctica de concentración muy sencilla y útil para evidenciar la rebeldía e inquietud de la mente y para ejercitarnos en la observación de sus energías.

Nos sentamos tranquilamente, pausamos la respiración y relajamos nuestro cuerpo tanto como nos sea posible. Durante algunos momentos nos abstraemos de todo lo que no sea este ejercicio. 

Elegimos un color de nuestra preferencia, aquel que por lo común nos resulta más atrayente. 

Intentamos sostenerlo en la mente con toda la fidelidad posible. Una y otra vez la mente tratará de burlar nuestra vigilancia, pero debemos dirigirla sobre el color elegido cada vez que esto suceda. Perseveramos, sin crear tensión y sin abandonar, muy atentamente.

La mente es como un mono travieso que salta de un pensamiento a otro. Hay que enseñarle a calmarse con paciencia y amor, como cuando se educa a un niño.
Durante diez o quince minutos sostenemos el ejercicio. No importa que la mente huya innumerables veces, siempre que nosotros, otras tantas, la hagamos retornar al color seleccionado.



Los colores del arcoiris durante la lluvia con sol.

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