Una práctica de meditación
Concentración en un color
Hay una práctica de concentración muy sencilla y útil para evidenciar
la rebeldía e inquietud de la mente y para ejercitarnos en la observación de
sus energías.
Nos sentamos tranquilamente, pausamos la respiración y relajamos
nuestro cuerpo tanto como nos sea posible. Durante algunos momentos nos
abstraemos de todo lo que no sea este ejercicio.
Elegimos un color de nuestra
preferencia, aquel que por lo común nos resulta más atrayente.
Intentamos
sostenerlo en la mente con toda la fidelidad posible. Una y otra vez la mente
tratará de burlar nuestra vigilancia, pero debemos dirigirla sobre el color elegido
cada vez que esto suceda. Perseveramos, sin crear tensión y sin abandonar, muy atentamente.
La mente es como un mono travieso que salta de un pensamiento a otro. Hay que
enseñarle a calmarse con paciencia y amor, como cuando se educa a un niño.